jueves, 14 de abril de 2011

La visita a los siete monumentos

La visita a los siete Monumentos Eucarísticos tiene larga tradición en el pueblo. Es una forma de peregrinación con Cristo en su sufrimiento. Visitando a siete Iglesias recordamos como Jesús, en el último día de su vida terrestre, fue llevado violentamente a 7 lugares diferentes: Del Huerto de Getsemaní (1) a la casa de Anás (2), de ahí a la casa de Caifás (3), donde se reunió todo el Consejo, desde la casa de Caifás al Palacio de Poncio Pilatos (4), de ahí al Palacio de Herodes (5) en Jerusalén. Herodes reenvía a Jesús a la casa de Pilatos (6) y de ahí es llevado al Gólgota (7).

Vemos al Cristo sufriente también en el pueblo que sufre. En este año conmemoramos los 500 años de la fundación de las primeras diócesis en América, que fueron las diócesis de Santo Domingo, de La Vega y de San Juan en Puerto Rico. También se cumplen 500 años del sermón de Fray Antonio Montesino, pronunciado en adviento del 1511. Nuestros obispos por lo tanto han querido darle a su carta pastoral del 27 de febrero de este año el título: Quinientos años en defensa de la dignidad humana.

Después de haber declarado que él hablará como la “voz en el desierto” Fray Antonio Montesino preguntó: ¿Con qué derecho y con qué justicia tienen en tan cruel y horrible servidumbre aquellos indios? Y después de enumerar algunos de sus sufrimientos continúa: ¿Estos, no son hombres? ¿No son obligados a amarlos como a ustedes mis-mos? ¿Esto no entienden? ¿Esto no sienten? El hecho de ser creado por Dios según su imagen y semejanza le da al ser humano una dignidad única, la cual reconocemos, respetamos y defendemos.

El Centro Bellarmino nos propone rezar, en las visitas a los monumentos, por nuestro pueblo dominicano y po-nerlo en las manos de Dios. Para esto nos ayudará la carta pastoral de nuestros obispos dominicanos.

Cada una de las siete visitas tendrá tres momentos principales:

1ro. Saludo a Jesús Sacramentado seguido de una lectura bíblica que recuerda uno de los siete lugares donde estuvo Jesús.

2do. La voz de los obispos: Lectura de un texto del mensaje de nuestros obispos, sacado de la carta pastoral del 27 de febrero del 2011 y de la homilía de Monseñor Victor Masalle en los 167 años de la Independencia Nacional.

3ro. Una oración de la tradición de la Iglesia concluye la visita al Monumento.

Caminemos con Cristo en su pasión, adoremos su presencia en la Eucaristía, comprometámonos con Él a defender la dignidad humana. En cada monumento Cristo nos espera en el Santísimo Sacramento, el nos dice: Estoy aquí; también le encontramos a Cristo en el mundo, maltratado, despreciado y excluido. La Beata Madre Teresa de Calcuta dice: En la Eucaristía tenemos a Cristo bajo la especie de pan; en nuestros barrios pobres vemos y toca-mos a Cristo en los cuerpos desgarrados de los niños desamparados. Pedimos en este año jubilar la gracia de poder ver la presencia de Cristo en cada ser humano y así reconocer su dignidad.

Caminemos con Cristo en la visita a los siete monumentos.

Primera visita: Jesús en el huerto de Getsemaní
“Se pusieron de acuerdo en treinta monedas de plata.”
¡Alabado sea en este Monumento, el Santísimo Sacramento!

Lectura bíblica
Entonces uno de los Doce, llamado Judas Iscariote, fue donde los sumos sacerdotes, y les dijo: “¿Qué me dan si se lo entrego a ustedes?” Ellos se pusieron de acuerdo en treinta monedas de plata. Llegó Judas, uno de los Doce, y con él mucha gente armada de espadas y de palos y al instante se acercó a Jesús y le dijo: “¡Salve, Maestro!” y lo besó. Jesús le dijo: “Amigo, haz lo que vienes a hacer.” Entonces aquéllos se acercaron, echaron mano a Jesús y lo llevaron.
Mateo 26, 14s. 47.49s

En el huerto Getsemaní Jesús es traicionado y abandonado por todos, vendido por unas monedas de plata. Hoy to-davía se vende la dignidad humana por dinero.

La voz de nuestros obispos:
El Evangelio es radical cuando presenta al Dinero como el competidor de Dios en el corazón del hombre. San Pablo nos advierte que el afán de riquezas y el amor al Dinero es el principio de todos los males. Muchos jóvenes de nues-tra generación han sido educados para el despilfarro, en un proceso educativo incapaz de valorar el trabajo honesto para el debido sostenimiento. Dinero sin trabajo es una de las tragedias más patéticas en la que puede caer el ser humano. La vida humana y la calidad de la misma no se miden por el dinero, antes bien, muchas veces puede entor-pecerlas. (De la homilía de Monseñor Masalles para los 167 años de la Independencia)

¿Cuándo he visto que la dignidad humana se vende por dinero? ¿He sentido la tentación de darle más importancia a los bienes materiales que a las personas humanas?


SILENCIO… Aquí presento al Señor mi intención particular.

Oremos a Cristo, que fue vendido por dinero, pidiendo por todos los que sufren hoy para que otros se enriquezcan a través de su sufrimiento y pidiendo la gracia de un amor desinteresado:
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.

Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.

Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que, aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y, que aunque no hubiera infierno, te temiera.

No me tienes que dar porque te quiera;
pues, aunque cuanto espero no esperara;
lo mismo que te quiero te quisiera.


Segunda visita: Jesús en la casa de Anás
“¿Por qué me pegas?”
¡Alabado sea en este Monumento, el Santísimo Sacramento!

Lectura bíblica
Le llevaron primero a casa de Anás, pues era suegro de Caifás, el Sumo Sacerdote de aquel año. El Sumo Sacerdote interrogó a Jesús sobre sus discípulos y su doctrina. Jesús le respondió: «He hablado abiertamente ante todo el mundo; he enseñado siempre en la sinagoga y en el Templo, donde se reúnen todos los judíos, y no he hablado nada a ocultas. ¿Por qué me preguntas? Pregunta a los que me han oído lo que les he hablado; ellos saben lo que he di-cho.» Apenas dijo esto, uno de los guardias que allí estaba, dio una bofetada a Jesús, diciendo: «¿Así contestas al Sumo Sacerdote?» Jesús le respondió: «Si he hablado mal, declara lo que está mal; pero si he hablado bien, ¿por qué me pegas?» Anás entonces le envió atado al Sumo Sacerdote Caifás.
Juan 18, 12-13. 19-24
Son muchas las bofetadas que recibe hoy la dignidad de cada persona humana; son nuevos bofetadas que se dan a Jesús y de nuevo el nos pregunta: ¿Por qué me pegas?

La voz de los obispos:
Una voz clama en los nuevos desiertos de nuestra República Dominicana y nos pregunta: ¿con qué derecho y con qué justicia tenemos a nuestro pueblo en tal cruel y horrible servidumbre?: ¿Con qué justicia se mantiene en la insalubridad a poblaciones enteras de nuestros campos que con un poco de ayuda y asistencia técnica harían ellos mismos sus propios sistemas de almacenamiento y distribución del agua potable? ¿Con qué justicia permitimos a una inmensa población que viva sin condiciones sanitarias en sus viviendas,… lo que propicia la falta de dignidad de la persona, la contaminación con todas clases de enfermedades y la propagación del cólera?(De la carta pastoral del 27-2-2011)

¿Qué podríamos hacer para que se respete más el derecho a una vida saludable para todos?

SILENCIO… Aquí presento al Señor mi intención particular.

Adoremos a Cristo presente en el monumento y en cada hermano que sufre la injusticia
Alma de Cristo, santifícame.
Cuerpo de Cristo, sálvame.
Sangre de Cristo, embriágame.
Agua del costado de Cristo, lávame.
Pasión de Cristo, confórtame.
¡Oh, buen Jesús!, óyeme.
Dentro de tus llagas, escóndeme.
No permitas que me aparte de Ti.
Del maligno enemigo, defiéndeme.
En la hora de mi muerte, llámame.
Y mándame ir a Ti.
Para que con tus santos te alabe.
Por los siglos de los siglos. Amén.


Tercera visita: En la casa de Caifás
¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? ¡Merece la muerte!
¡Alabado sea en este Monumento, el Santísimo Sacramento!

Lectura bíblica
Entonces, se levantó el Sumo Sacerdote Caifás y le dijo: “¿No respondes nada? ¿Qué es lo que éstos atestiguan contra ti?» Pero Jesús seguía callado. El Sumo Sacerdote le dijo: “Yo te ordeno de parte del Dios vivo que nos digas si tú eres el Cristo, el Hijo de Dios.” Jesús le respondió: “Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de ahora veréis al Hijo del Hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo.” Entonces el Sumo Sacerdote rasgó sus vestidos y dijo: “¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Acaban de oír la blasfemia. ¿Qué les parece?” Respondieron ellos diciendo: “Merece la muerte.”
Mateo 26,57.59-66

Aún hoy Jesús es condenado injustamente a la cárcel, mientras que se libera a los malhechores.

La voz de los obispos:
¿Con qué autoridad se excarcelan criminales ricos, narcotraficantes y poderosos, mientras que, por aplicar simples procedimientos, víctimas inocentes se quedan sin que se les haga justicia, y pobres e inocentes se encarcelan fácil-mente? … En este estado de incertidumbre, desigualdad social, pobreza, delincuencia, deficiencia educativa, vio-lencia, impunidad, destrucción y contaminación del ambiente, pérdida de valores e identidad, no puede haber una convivencia humana digna. En esta situación de atracos, sicariato, narcotráfico, participación de autoridades en actos delictivos, corrupción administrativa, politiquería clientelista, inseguridad ciudadana, no podemos construir un país libre, soberano e independiente, tal como lo soñara el Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte. (De la carta pasto-ral del 27-2-2011)

¿He visto alguna vez la presencia de Cristo en nuestras cárceles?

SILENCIO… Aquí presento al Señor mi intención particular.

Oremos a Cristo, su Sagrado Corazón, que nos muestra que Cristo está condenado a morir por amor:
Corazón Sagrado de Jesús,
en Vos ponemos toda nuestra confianza,
temiéndolo todo de nuestra fragilidad,
esperándolo todo de vuestra bondad:
sed el único objeto de nuestro amor,
el protector de nuestra vida,
el sostén en nuestra debilidad,
la reparación de nuestras faltas,
la seguridad de nuestra salvación y
nuestro refugio en la hora de la muerte.


Cuarta visita: Jesús en la casa de Pilatos
“He venido a dar testimonio de la verdad”
¡Alabado sea en este Monumento, el Santísimo Sacramento!

Lectura bíblica
De la casa de Caifás llevaron a Jesús a la casa del gobernador. Era de madrugada. Salió entonces Pilatos fuera don-de ellos y dijo: “¿De qué acusan a este hombre?” Ellos le respondieron: “Si éste no fuera un malhechor, no te lo habríamos entregado.” Entonces Pilatos entró de nuevo al pretorio y llamó a Jesús y le dijo: “¿Eres tú el Rey de los judíos?” Respondió Jesús: “Sí, como dices, soy Rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo: para dar testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad, escucha mi voz.” Le dice Pilatos: “¿Qué es la verdad?”

Juan 18,28-30. 33. 37s

Somos llamados a ser testigos de la verdad en un mundo lleno de mentira, la primera tarea de la educación es ense-ñar la verdad, el primer acto de respeto a la dignidad del ser humano es decirle la verdad.

La voz de los obispos:
¿Con qué derecho… podemos permitir que hayan personas analfabetas, sin el derecho a saber leer y escribir? ¿Con qué derecho se priva a nuestro pueblo de una enseñanza moral y cívica, de una formación integral, humana y reli-giosa que nos deja como consecuencia ciudadanos corruptos, y funcionarios que exigen prebendas para nombra-mientos y proyectos de inversiones? ¿Con qué justicia se tolera que jóvenes no tengan oportunidad de educación… con un Ministerio de Educación con insuficientes recursos y sin control para mejorar el sistema educativo? (De la carta pastoral del 27-2-2011)

¿Cómo podríamos ser mejores testigos y educadores de la verdad en nuestra sociedad?

SILENCIO… Aquí presento al Señor mi intención particular.

Oremos y pidamos a Jesús que nos haga instrumentos de la paz y de la verdad:
Oh, Señor, hazme un instrumento de Tu Paz .
Donde hay odio, que lleve yo el Amor.
Donde haya ofensa, que lleve yo el Perdón.
Donde haya discordia, que lleve yo la Unión.
Donde haya duda, que lleve yo la Fe.
Donde haya error, que lleve yo la Verdad.
Donde haya desesperación, que lleve yo la Alegría.
Donde haya tinieblas, que lleve yo la Luz.
Oh, Maestro, haced que yo no busque tanto ser consolado, sino consolar;
ser comprendido, sino comprender;
ser amado, como amar.
Porque es:
Dando, que se recibe;
Perdonando, que se es perdonado;
Muriendo, que se resucita a la
Vida Eterna.

Quinta visita: Jesús en la casa de Herodes
Herodes con su guardia lo trató con desprecio y se burló de él”
¡Alabado sea en este Monumento, el Santísimo Sacramento!

Lectura bíblica
Pilatos al saber que Jesús era de la jurisdicción de Herodes, se lo mandó a Herodes, que por aquellos días estaba también en Jerusalén. Cuando Herodes vio a Jesús se alegró mucho, pues hacía largo tiempo que deseaba verle, por las cosas que oía de él, y esperaba ver algún milagro que el hiciera en su presencia. Le preguntó con mucha palabre-ría, pero él no respondió nada. Estaban allí los sumos sacerdotes y los Escribas acusándole con insistencia. Pero Herodes, con su guardia, lo trató con desprecio y se burló de él, le puso un espléndido vestido y lo envió de vuelta a Pilatos.
Lucas 23,7-12
La manera más común de burlarse de Jesús es la falta de respeto a la dignidad de nuestros hermanos.

La voz de los obispos:
Quizás muchos encomenderos de hoy se habrían reído de Montesino si hubiesen estado sentados presentes en aque-lla época escuchando aquél amenazante sermón. Pero yo me pregunto ¿cómo podemos pensar que a un narcotrafi-cante de hoy día, a un funcionario corrupto, a un empresario que explota de manera inmisericorde a sus hermanos, a un policía o militar al servicio de intereses abyectos, a un juez que sentencia contra la verdad le pueda llegar a la conciencia este majestuoso mensaje? (De la homilía de Monseñor Masalles para los 167 años de la Independencia)

¿Dónde hemos visto que se burla la dignidad del ser humano, y así se está burlando de nuevo de Cristo?

SILENCIO… Aquí presento al Señor mi intención particular.
Adoremos a Cristo presente en el Santísimo Sacramento con las palabras de Santo Tomás de Aquino:
Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias.
A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte.
Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto;
pero basta el oído para creer con firmeza;
creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:
nada es más verdadero que esta Palabra de verdad.
En la Cruz se escondía sólo la Divinidad,
pero aquí se esconde también la Humanidad;
sin embargo, creo y confieso ambas cosas,
y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido.
No veo las llagas como las vio Tomás
pero confieso que eres mi Dios:
haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame.
¡Memorial de la muerte del Señor! Pan vivo que das vida al hombre:
concede a mi alma que de Ti viva y que siempre saboree tu dulzura.
Señor Jesús, Pelícano bueno, límpiame a mí, inmundo, con tu Sangre,
de la que una sola gota puede liberar de todos los crímenes al mundo entero.
Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego, que se cumpla lo que tanto ansío:
que al mirar tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria.
Amén.

Sexta visita: Jesús de nuevo en la casa de Pilatos
Aquí tienen al Hombre”
¡Alabado sea en este Monumento, el Santísimo Sacramento!

Lectura bíblica
Pilato entonces tomó a Jesús y mandó azotarle. Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un manto de púrpura; y, acercándose a él, le decían: «Salve, Rey de los judíos.» Y le daban bofetadas. Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura. Pilato les dice: «Aquí tienen al hombre.»
Juan 19,1-3.5
Vemos a Cristo maltratado; así se maltrata al ser humano, sobre todo a los niños, niñas y mujeres; y así se maltrata hasta a la naturaleza.

La voz de los obispos:
¿Con qué derecho se permite que niños y niñas deambulen por las calles, sin ningún tipo de protección, a conse-cuencia de padres irresponsables que los han engendrados, sin tener en cuenta la repercusión de sus actos y dejar que esos hijos crezcan traumatizados? ¿Con qué justicia se permite que mujeres, niñas y niños sean abusados, mal-tratados y explotados, ante lo cual callamos y en componendas silenciamos? ¿Con qué derecho permitimos que empresas foráneas realicen sus acciones comerciales sin que se respeten nuestras leyes que protegen la naturaleza, y se lleven además, el beneficio de nuestros recursos naturales y al pueblo dominicano dejándole sólo migajas y des-trozos ambientales? (De la carta pastoral del 27-2-2011)

¿Qué puedo hacer para que haya menos maltrato de los débiles y de la misma naturaleza que nos rodea?

SILENCIO… Aquí presento al Señor mi intención particular.

Oremos a Cristo con una vieja oración de contrición:
Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado ante tu Santísima presencia;
te ruego con el mayor fervor y compasión de que soy capaz
que imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad.
Verdadero dolor de mis pecados, propósito firmísimo de jamás ofenderte.
Mientras que yo, con todo el amor de que soy capaz
voy considerando tus cinco llagas,
comenzando por aquello que dijo de Ti, oh buen Jesús, el santo profeta David:
¡«Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos.»


Séptima visita: Jesús llevado a la pasión
“Y lo llevaron a crucificarlo”

¡Alabado sea en este Monumento, el Santísimo Sacramento!

Lectura bíblica
Pilato entregó a Jesús a su voluntad. Le seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que lloraban y se lamentaban por él. Jesús se volvió y les dijo: «Hijas de Jerusalén, no lloren por mí; lloren más bien por ustedes y por sus hijos. Porque si así tratan al árbol verde, ¿qué no harán con el seco?»
Lucas 23, 24. 27s.31
En cada encuentro Jesús le muestra al ser humano despreciado su dignidad, así a la mujer pecadora, al publicano, al leproso, y así en el último momento de su vida, a Simón, al buen ladrón y a las mujeres que lloran por él.

La voz de los obispos:
La sociedad necesita un cambio de mentalidad, ser más solidaria, afianzarnos en los valores humanos y cristianos; que trabajemos en conjunto para erradicar los grandes males que afectan a los dominicanos. Hoy más que nunca se necesita la unificación de criterios y trabajo en conjunto de todos los líderes e instituciones del País, la unidad de las familias, de los sectores y comunidades y de toda persona de buena voluntad. Necesitamos que nuestras voces pro-féticas se encaminen por ideales patrios, que beneficien a toda la sociedad y no tanto a particulares. (De la carta pastoral del 27-2-2011)

¿Dónde he encontrado el rostro de Cristo en mis hermanos y hermanas en estos días?

SILENCIO… Aquí presento al Señor mi intención particular.

Con las palabras de San Ignacio de Loyola entregamos de nuevo nuestras vidas y todo lo que somos y tenemos a
Cristo:

Toma, Señor, y recibe toda mi libertad,
mi memoria, mi entendimiento y toda mi voluntad,
todo mi haber y mi poseer;
Tú me lo diste, a Ti, Señor, lo torno;
todo es tuyo, dispone a según toda tu voluntad;
dame tu amor y gracia, que ésta me basta.


Del sermón de Fray Antonio de Montesino como lo transmitió el Padre Bartolomé de las Casas:
"Para dárselo a conocer me he subido aquí, yo que soy voz de Cristo en el desierto de esta isla, y por tanto, convie-ne que con atención, no cualquiera, sino con todo vuestro corazón y con todos vuestros sentidos, la oigáis; la cual os será la más nueva que nunca oísteis, la más áspera y dura la más espantable y peligrosa que jamás no pensas-teis oír".
"Esta voz que todos están en pecado mortal y en él viven y mueren, por la crueldad y tiranía que usan contra estas inocentes gentes. Digan, ¿Con qué derecho y con qué justicia tienen en tan cruel y horrible servidumbre aquellos indios? ¿Con qué autoridad han hecho tan detestables guerras a estas gentes que estaban en sus tierras mansas y pacíficas; donde tan infinitas de ellas, con muertes y estragos nunca oídos, han consumido? ¿Cómo los tienen tan oprimidos y fatigados, sin darles de comer ni curarlos en sus enfermedades, que de los excesivos trabajos que les dan incurren y se mueren, y por mejor decir, ustedes los matan, por sacar y adquirir oro cada día? ¿Y qué cuidado tienen de quien les enseñe la doctrina cristiana, y conozcan a su Dios y criador, sean bautizados, oigan misa, guar-den las fiestas y domingos? ¿Estos, no son hombres? ¿No tienen ánimas racionales? ¿Ustedes acaso no son obli-gados a amarlos como a ustedes mismos? ¿Esto no entienden? ¿Esto no sienten? ¿Cómo están en tanta profundi-dad de sueño, tan letárgico, dormidos? Tengan por cierto, que en el estado que están no se pueden salvar.”
(Las Casas, Historia de las Indias III,4)

Texto fue elaborado por el P. Martin Lenk sj

No hay comentarios:

Publicar un comentario